Desde hacía mucho tiempo había soñado con unir en una sola actividad mis dos grandes pasiones, la montaña y la Astronomía. Se puede decir que una me llevó a la otra. Las largas jornadas en los espacios abiertos más espectaculares del planeta y el cielo negro de las grandes alturas se convirtieron poco a poco en escenarios sublimes donde aparecieron gigantes rojas, enanas blancas , nebulosas, galaxias u otros personajes más peregrinos como cometas o lluvias de meteoros.
No era difícil en estos lugares sentirse como Pocahontas en la canción de Neil Young, en mitad de lo salvaje, bajo un cielo lleno de estrellas. El se preguntaba cómo se sentiría ella y nosotros creíamos por un momento tener la respuesta en medio de los Pirineos, los Andes o el Himalaya. Aquellos cielos nos regalaban sin duda una visión, como un espejo, de nuestra propia libertad, y mirarlos atentamente colmaba nuestra inquietud juvenil en busca de respuestas.
Con el paso de los años he ido conociendo de un modo más científico y analítico los objetos del cielo nocturno, con telescopios y binoculares, con pantallas de ordenador y software simulador y otros cacharros más o menos sofisticados. Sin embargo no he perdido un ápice de esa pasión romántica por observar pacientemente los astros y enseñárselos a los míos.
Ahora un sueño se hace realidad, y muchas peticiones a estrellas fugaces después, mis amigos clientes y yo estamos teniendo el privilegio de disfrutar del cielo nocturno tras una caminata en la montaña. Le hemos llamado StarTrekking.
StarTrekking son, ante todo, sensaciones inolvidables. La de ver anochecer en plena montaña, sin prisa esperando a que aparezcan los astros, entre amigos y saboreando una rica cena campestre, la de imaginar distancias gigantescas desde nuestro pequeño rincón entre las montañas, la inolvidable experiencia de ver por primera vez los anillos de Saturno, las lunas de Júpiter o la galaxia de Andrómeda, etc.
Caminar en el medio natural con una mochila y con todo lo necesario para una jornada, supone sin duda un goce intelectual. Los sentidos, adormecidos después de los largos días de trabajo en la ciudad, despiertan lentamente y al cabo de unas horas nos parece estar plenamente integrados en la naturaleza que nos rodea, contagiados de su belleza. Cuando todo parece acabarse y llega la hora del crepúsculo, a la que normalmente volvemos a casa, en StarTrekking comenzamos a admirar y contagiarnos de ese otro “medio ambiente”, el que aparece noche a noche sobre nosotros. La experiencia es completa.
Hace varios años conocí al astrofísico Juan Fernández Macarrón, autor de varios libros. Por entonces yo presidía la Agrupación Astronómica de Manzanares el Real, y alguien le propuso para dar una conferencia, porque había asistido a sus charlas regulares en el Centro de Visitantes de la NASA en Robledo de Chavela y le había encantado.
El título de la conferencia era “La Galaxia en un Campo de Fútbol”, un nombre sugerente y enigmático, y además prometía hacernos entender el tamaño del Sistema Solar, de la Galaxia y hasta del Universo entero. Con estos antecedentes nos esperábamos encontrar a un personaje serio y engolado, en plan catedrático. Pero nada más lejos de la realidad. En su lugar apareció un tipo alto, con pinta de andar distraído, campechano, en el extremo opuesto de lo que habíamos esperado.
Con la camiseta por fuera, y con su peculiar forma de hablar, pausada y entusiasta nos fue enseñando la verdadera dimensión del Universo, con sus balones hinchables y sus manos hasta que todos, hasta el último asistente experimentó la sensación única de entender el tamaño del universo.
Cuando en Summit Experience nos pusimos a la tarea de diseñar StarTrekking, no lo dudé un momento, quería que Juán Fdez. Macarrón participara. En cuanto se lo propuse, con su habitual disposición se entregó plenamente al proyecto, y desde entonces deleita a nuestros clientes con su método didáctico, durante momentos de la excursión, y también imparte una pequeña introducción al cielo nocturno en el lugar de la observación para que todos acaben la jornada conociendo de primera mano unas nociones elementales del cielo y su observación.
Ya teníamos una actividad redonda y era el momento de ofrecérsela a todos. En este momento, y después de haber compartido momentos tan mágicos con nuestros amigos un sueño se ha hecho realidad, otras estrellas fugaces pasarán , pero ya llevarán consigo otros deseos de nuevos proyectos aún por hacer.
Un abrazo fuerte a tod@s , nos vemos pronto bajo el cielo azul ( de día o de noche).
Nacho de Paz
Leave a Reply